¿Te acordás de la hija de la mamá de
Carla? No. Carla no. Verónica. La más grande. Que siempre jugaba con ustedes en
la plaza. Bueno, parece ser que se enganchó con un tipo, más o menos unos
treinta años mayor que ella. Fácil, unos treinta años. Es decir, pienso que el
tipo tendría quizás algún añito más que yo. Feo. Porque si vos me decís que era
un tipo lindo. Pero no. ¡Un tipo horrible! La cuestión es que se fue con este
señor, con el veterano.
Y parece que cada por dos
tres iba a la casa de la mamá de Carla a pedirle guita prestada y nunca se la
devolvía. Iban, le mangueaban la guita y se iban. Ni a tomar unos mates se
quedaban. La cuestión es que tuvo dos nenas con este señor. Feas también. Hay
una que la ves y te la confundís con un chancho. En serio te digo. No me
mires así. Bueno, después de un tiempo, hará unos dos o tres años, Verónica se
separó. Sí. De este señor. Del veterano. Y se fue a vivir a la casa de la mamá
de Carla. Claro, claro, de su mamá. Yo la veo por la calle y dentro de todo se
la ve una chica bastante normal. Es decir, comparada con la mamá y con la
hermana, una chica de lo mejorcito. Trabaja de limpiar casas. Y ahora está con las
nenas, viviendo en la casa de la mamá de Carla. ¿Que cómo sé? El otro día, me
crucé en el mercado con la mamá de Carla y le anduve tirando de la lengua. Y me
dijo que Carla, la más chica, ahora vive con otro tipo. Uno nuevo. Un rockero
rengo. Me la crucé el otro día y se la ve un poco más calmada. No tan
maquillada. Tiene un problema en el cutis, eso sí. Mucho panqueque. La cara
toda poceada y se la llena de capas y capas de panqueque. Y no
sonríe. Nunca una sonrisa. Un saludo. Un hola cómo anda. Nada. Y eso que
me conoce. Sabe quién soy. Años de verme charlar con la mamá. En fin.
No. Ella no vive con la mamá. La que vive
con la mamá de Carla es Verónica, no Carla. Carla no tiene hijas. Menos mal.
¡Imaginate! Pobres criaturas, si no. A esta se le nota que le falla algo. Vive
con este rockero rengo que te digo, que vendría a ser de lo peorcito del
barrio. Y mirá que ella es una chica linda. Lástima el cutis que tiene.
Y la mamá de Carla, que debe estar por los
ochentipico ya, tiene novio nuevo también. Llevó al marido a un geriátrico,
después del ACV que tuvo. Lo dejó internado ahí y ahora se anda mostrando por
el barrio con este tipo nuevo. Que debe ser más o menos de mi edad. Como veinte
años menos que ella. De acá para allá. De la mano, a los besos. ¡Como si
tuviera quince años! Igual, lo bien que hace, porque el marido estaba casi casi
para tirar a la basura.
Y se la ve un poco más calmada también. No
tan maquillada como antes. Te acordás lo que era, ¿no? Un mamarracho. Eso sí,
se nota que va a la feria americana y elige cualquier cosa. Se ve que no hace
una buena selección. Mucha combinación de fucsia y verde. Mucho brillo,
mucho animalprint. Mucha mezcolanza que no va. Y alguna porquería
en la cabeza siempre se pone. Algún turbantito, por ejemplo. Coqueta, es
coqueta. Innovadora. Casi ochentipico tiene y se sigue arreglando. Y te digo
que tan tan mal no le va. ¿Viste? No se me escapa una.”
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