La fiesta de la naranja

Mirá esa naranja, Juana ¿La ves?
Sí.
¿Y qué tiene ahí?
¡Hormigas!
¿Viste cuántas? Está llena de hormigas. Llena, llena.
Sí ¡Un montón!
¿Y sabés qué están haciendo ahí?
¡Se la están comiendo!
¡Se están haciendo una fiesta con esa naranja!
Sí. ¡Están haciendo una fiesta! ¡Mirá cuántas son!
Vino una. Vio la naranja. Llamó a sus amigas y les dijo: “¡Vengan chicas, miren lo que encontré!”.
Y todas las amigas vinieron.
Vinieron y dijeron: “Ñam ñam, qué rica naranja”. Y todas se las comieron.
No van a dejar nada, me parece.
Sí, me parece ¿Por qué no van a dejar nada, para ninguna persona?
¿A vos te gustaría comerte una naranja así, llena de hormigas?
No, no me gustaría. Me da miedo que me pique alguna.
Claro. A mi tampoco me gustaría.
¿Y porqué estaba ahí la naranja?
Y… porque la persona que la estaba comiendo no quería más. La persona tiró la naranja ahí y ni se imaginó
que las hormigas se iban a hacer una fiesta.
¿Por qué decís eso?
Y, porque pienso eso. Cuando la tiró, no pensó que iba a pasar eso. La tiró, y listo.
¿Y por qué no?
Porque seguramente estaba pensando en otra cosa. Estaba pensando en algo más importante.
¿Y en qué estaba pensando ese señor?
No sé. Tenía la cabeza en otra parte.
¿Por qué dijiste eso, ma?
¿Qué cosa?
Que el señor tenía la cabeza en otra parte ¿En dónde tenía la cabeza?
No sé en dónde, Juana.
¿En las rodillas?
¿Te imaginás?
¿Pero, por qué dijiste eso? ¿Cómo va a tener la cabeza en otra parte?
¿Y si tenía la cabeza en los pies? No iba a poder caminar, pobre señor.
¿Por qué dijiste eso, mami? ¡No puede ser!ç
Se dice así, cuando alguien está pensando en otra cosa. Tiene los pensamientos en otro lugar. Tiene la cabeza
en otro lugar. Porque la cabeza está llena de pensamientos.
¿Y en qué estaba pensando el señor?
¿Qué señor, Juana?
El que tiró la naranja.
Ah. Y… podía estar pensando en su trabajo. O en algo importante. No sé.
O en que su nena fue a la cale, ¿no?
Claro. Podía estar pensando en eso.
“Vengan amigas, vengan a mi fiesta, miren la naranja que encontré”. Así decía la hormiguita.
Claro, así
Ñam, ñam. ¡Qué rica naranja! ¡Y se la comían!
...
¿Eso pasó? ¡Pero si las hormigas no hablan mamá! ¿Cómo puede ser?
Ya sé que no hablan. Pero estamos hablando de fantasía. Nos estamos imaginando que las hormigas hablan
¿Qué dirían las hormigas si hablaran?
¡Vengan chicas! ¡Miren qué rica naranja! ¡Las invito a mi fiesta!
Claro. Eso dirían
¿Mami?
¿Qué, Juana?
¿Y por qué el señor no pensó que las hormigas se iban a poner contentas? ¿Por qué no pensó eso el señor?
No sé Juana. Ahora dormí un ratito, ¿sí? Así descansás un poco antes de ir a la plaza.
Bueno.
Mami
¿Qué, Juana?

¿Y en dónde más puede tener la cabeza ese señor?

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