¡Ojo!

¡Ojo! - Dijo un cojo. 

Y se fue a Palermo Soho, 

a comprarse un par de anteojos. 

Después fue al Barrio Rojo, 

y pidió un vaso de "mojo". 

Pero sin menta y con hinojo. 

Es que le agarró antojo... 

Ni decir que quedó flojo, 

nuestro pobre señor cojo.

Comentarios