Tallarín

Bastón y tiradores. Largos y finos. Los dos.

Aunque también existen otras cosas que lo definen. Más bien, escurridizas.

Su mano, por ejemplo. Empapada de sudor, la mayoría de las veces. Al intentar tomar su bastón, se resbala. Entonces, él, pierde el equilibrio. Cae. Se derrumba. Primero, él,  más tarde, su bastón. Lo mismo de siempre: Tallarín al dente.

No. No tomó ese colectivo.

¡De haberlo sabido! ¡Es que, no, seguro que no era buena idea! ¡Detenerlo así, en pleno movimiento, con su bastón!

El final de un finado. De un finado fino. Tallarín con tuco.

¿Sus tiradores? Están algo tristes, ya no tienen a quién contener.
El bastón, no, sin embargo. Se lo ve de lo más campante. Sin sudor. Sin tallarín.

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