La Mujer Hojaldrada


Se ha sentado a su mesa sin esperar a su comensal. El hambre se ha apoderado de ella. Está devorando su plato sin reparos, sin siquiera preocuparse por saborear cada bocado o por no manchar su vestido. Y así es como la sorprende Claudio:  con su plato vacío, rodeada de migajas 
y con su rostro y sus ropas manchadas con salsa.

¡Una vergüenza!

Comentarios