17 de septiembre de 1925

La mañana del 17 de septiembre de 1925, con sus 16 años, estaba feliz. Sabía que se encontraría con él. Esa misma tarde la pasaría a buscar por el colegio e irían juntos a dar un paseo en uno de esos camiones de madera. Cerraba sus ojos y se imaginaba en aquel momento. Entrelazó una trenza con la otra. Pasarían la tarde juntos. Quizás le daría un beso. O dos. La primavera estaba cerca. Se puso carmín en los labios y ató sus zapatos. Y, por qué no: quizás hoy la vería desnuda por primera vez. Se sonrojó y tomó su sombrilla. Pasarían el día de la primavera juntos. Él le regalaría margaritas. Cerraba sus ojos con más fuerza. Otro día se arrodillaría frente a ella y le ofrecería casamiento. Le diría que sí. Se casarían.Y tendrían muchos hijos. Pensó en todos los hijos que tendría con él. Serían 6, o 7. Hijos con ropas de colores. Y todos juntos vivirían en una gran casa azul. Llena de sol. Comerían mole y tomarían agua de horchata. Deshizo sus trenzas y salió.

Alejandro pasó a buscarla después del colegio. Caminaron algunas cuadras en absoluto silencio. Mirando el piso. Hasta que él hizo una broma. Se rieron. Y subieron al camión tomados de la mano.

Pero la tarde del 17 de septiembre de 1925 transcurrió diferente.
El chofer era un hombre joven y sin demasiada experiencia. No le dio importancia al tranvía que provenía de Xochimilco y se acercaba con lentitud hacia ellos. Cuando trató de esquivarlo, era demasiado tarde. Al llegar a la esquina de Cuauhtemotzin y 5 de febrero, muy cerca de la calzada de Tlalpan, se produjo un choque terrible.
Alejandro quedó debajo del tranvía y se levantó como pudo. Pero ella no estaba con él. La buscó desesperadamente. Un paquete de oro en polvo de algún pasajero se había desparramado por todo el camión. Al fin la encontró, sobre lo que quedaba de la plataforma.
El choque había desatado sus ropas. Entonces la vio: desnuda, por primera vez. Ahí estaba ella, Frida: desnuda, cubierta de sangre y de oro.

El pasamanos del camión atravesó su cuerpo y su vida en dos mitades.
Frida Kahlo nunca pudo tener hijos.



 

Comentarios

Anita dijo…
Te lo dije en persona, pero te lo vuelvo a repetir: excelente historia, excelentes tus laburos, me encantan!