Invitadas a la hora del té



“Una vez dentro de mi paladar, no saldrás ilesa”. Repetía Gertrudis a su porción de pastel de membrillo. Y así fue. En tan sólo unos segundos, no era más que migajas.
Miró su reloj. Debía apurarse. Faltaban pocos minutos para las cinco.
No es conveniente ser comestible y estar cerca de Gertru”, comentaban por lo bajo las restantes siete porciones. Pero ella no las oía.
Y así, sin pena ni gloria, se devoró todo el pastel.
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¡Gloria llegó! A eso de las cinco. Y afortunadamente traía consigo a un Lemon Pie. Gertru lo sirvió en un plato morado y se fue a la cocina a buscar un cuchillo. Pena no llegó sino hasta las cinco y quince, y con las manos vacías.
Las tres se sentaron sonrientes frente a la mesa.
El mantel era a cuadros.
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Gertrudis se disculpaba una y otra vez con Pena y con Gloria, por no haberles preparado nada. "¡Qué van a decir mis invitadas!" Bramaba mientras se sacudía las migajas de su pollera.
Pena también se disculpaba, con Gertrudis y con Gloria. Y Gloria las disculpaba a ambas: "No se preocupen, chicas. Hay para todas".
Gertrudis tomó el cuchillo y dividió al pastel en ocho porciones.
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Pero...
¿Cómo?
¿Por qué ocho y no nueve?
¿Alguna de ellas se quedaría con una porción menos?
Y de ser así...
¿Quién sería?
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Mientras las miradas se cruzaban, y el pastel desprendía toda clase de aromas; por debajo de la mesa, otras cosas ocurrían. Además de medias con puntillas y zapatos de charol, claro.
La más importante ( o la que más me importa ahora) era que Pena y Gloria no hacían más que pellizacarse y darse patadas.
¿Acaso eran tontas? ¡De ninguna manera!
La comisura de Gertrudis estaba cubierta de migas. Apestaba a membrillo.
¡Impostora!
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Horas más tarde...
En un banco de plaza...
Pena y Gloria degustaban el Lemon Pie.
¿Cómo?
¿Sin Gertrudis?
Sin Gertrudis. Y sin servilletas.
Con las manos, con los dedos.
¡Un enchastre espantoso!
Ocho porciones.
Cuatro para cada una.

Comentarios

anrok dijo…
Hola Gabriela!Soy anrok.
Me estoy dando un panzazo de aquellos entre pasteles y letras. No sabía que escribías. Te descubrí de casualidad y conociendo tus ilus, es una maravilla dialectica de ambas artes lo que haz logrado. Un lujo de delirio atrapado pero suelto!
Veo que son todos de Cracovia. Voy a chusmear un poco más porque yo hago taller con Graciela Repun hace unos años pero no tenemos un grupo virtual de encuentro y está buenisimo.
Saludos
Gabriela Burin dijo…
Muchas Gracias, Anrok!! Me encanta lo que me decís, y sobre todo la idea de armar algún encuentro, virtual o no.
Un beso grande
Gabi